Uno de esos articulos que no queremos colocar pero dando a conocer esto podríamos cuidar muchas vida de los bebés.
Parece que las pilas de botón tienen alguna sustancia irresistible para los niños más pequeños. Se estima que solo en Estados Unidos unos 4.000 infantes pasan cada año por las salas de urgencia por haber ingerido accidentalmente una batería de este tipo.
Michael y Karla se preocuparon cuando su hijo menor, Emmett, empezó a tener fiebre sin razón aparente. Como no mejoraba, tomaron la decisión de llevarlo por urgencias al hospital para descubrir su causa.
El pequeño fue diagnosticado de gripe y enviado de nuevo a casa. Sin embargo, los síntomas iban de mal en peor, hasta que un día les dio un tremendo susto cuando vomitó sangre.
Volviendo a la sala de emergencias tras un síntoma tan poco común, los médicos le hicieron análisis más detallados y encontraron a través de una radiografía de tórax lo que estaba ocasionando su deterioro de salud: una batería de botón.
El diagnóstico desató toda una pesadilla en estos padres, quienes no sabían si sentir vergüenza, culpa o ira por su descuido.
Tras pensarlo unos minutos, los dos determinaron que la batería provenía el control de su DVD, que en días pasados el pequeño debió manipular.
El bebé fue remitido de inmediato al quirófano y, tras una larga cirugía, los médicos lograron extraerle la batería. No obstante, las secuelas que esta le dejó estarán presentes durante toda su vida, aunque se someta a tratamientos.
Si bien el artefacto no le causó asfixia, Emmett sí sufrió graves lesiones que durante mucho tiempo le impidieron comer alimentos sólidos. Además, tuvo que pasar por 65 intervenciones quirúrgicas y tendrá que visitar al médico con mucha frecuencia.
Según relata la madre del menor, su hijo tendrá que lidiar de por vida con problemas digestivos y dificultades para deglutir; además está en un alto riesgo de contraer infecciones pulmonares, ya que sus cuerdas vocales están paralizadas.
En la actualidad, ella y su esposo están luchando día a día para mejorar la calidad de vida de Emmett, y también dieron inicio al blog Emmett’s Fight para contar su historia y advertir a los padres sobre los riesgos de este elemento.
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