Justo antes de Navidad, la niña de 12 años se descubre un bulto en la cabeza. No le da importancia hasta que un día se cae en la cocina.
Los médicos le dan entonces el terrible diagnóstico: tiene cáncer de huesos.
Un verdadero shock para la niña y su familia. En una operación de 7 horas le extirpan el tumor de la columna vertebral. A continuación se somete a una dura quimioterapia.
Pierde todo el pelo. Ella, que normalmente no para quieta, está demasiado débil para abandonar la cama.“Nunca perdía el optimismo y siempre me decía que no llorase“, cuenta su madre Caroline. “Sabíamos que el cáncer era muy agresivo…luchó tanto como pudo“.
Sin embargo, poco después de su decimotercer cumpleaños, perdió la batalla contra el cáncer rodeada de su familia.
Unos días tras la muerte de Athena, su padre Dean recoge sus cosas. Cuando levanta el espejo de su cuarto, descubre que hay algo en la parte de atrás.
Hay algo escrito de arriba abajo: un mensaje de su hija fallecida. “No me lo podía creer. Había unas 3000 palabras”, cuenta el padre de familia. “Me dejó destrozado. Empecé a leer el mensaje pero al poco tuve que dejarlo; era demasiado duro: me rompió el corazón”.
Las palabras de despedida escritas a mano por la niña de 13 años ofrecen mucha sabiduría y consuelo a aquellos que deja atrás.
Aquí incluimos un extracto de la emotiva carta de Athena escrita en su espejo:
“La felicidad depende de nosotros mismos. Quizás de lo que se trate no sea de encontrar un final feliz, sino de la historia que vivimos.
El sentido de la vida es una vida que tenga sentido. La diferencia entre lo ordinario y lo extraordinario es muy pequeña.
La felicidad es un camino, no un destino. Da las gracias todos los días. Sé feliz, sé libre, cree en algo.
Sabéis lo que he hecho pero no por lo que tuve que pasar. El amor es como el cristal: es precioso pero se rompe muy fácilmente.
Cada día es especial: saca lo mejor de él. Mañana podrías tener una enfermedad, así que aprovecha al máximo cada día.
La vida solo es mala cuando tú la haces mala. Si alguien te quiere, no te dejará ir; sin importar lo difícil que sea la situación.
La vida está llena de subidas y bajadas; pero sin los malos momentos, los buenos no significarían nada.
Me gustaría ser esa niña que convierte un mal día en bueno; aquella que dices que ha cambiado tu vida. Lucho conmigo misma.
Siento tu dolor. Duele, pero no importa; ya estoy acostumbrada. No me juzgues por lo que dejo que veas de mí…¡no conoces la verdad! En el amor no se trata de con quién te ves pasando el resto de tu vida, sino de aquella persona sin la que no te la puedes imaginar.
No hay motivos para llorar porque sé que tú estás a mi lado”.
Nadie sabe en qué momento sacó las fuerzas la niña para dejar este mensaje. “Nunca lo mencionó pero suena a ella“, comenta su padre. “Athena era muy profunda. Le encantaba escribir; era parte de ella y le hacía feliz“. Incluso ahora, ya fallecida, ha dejado este mensaje inmortal para su familia. “Nos quedaremos con el espejo para siempre. Con solo leer sus palabras, sentimos que aún está entre nosotros”.
A pesar de su enfermedad, Athena nunca perdió el amor por la vida. Su gran optimismo queda patente en los últimos pensamientos que la niña dejó en el reverso del espejo. De esta forma, cada vez que se miraba al espejo era consciente de estas palabras y de cómo el cáncer la había cambiado.
Con su fuerza y ganas de vivir, Athena es una inspiración para todos nosotros. Si la historia de esta niña también te ha conmovido, compártela con las personas que más te importan.
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